Cuando hablamos de desarrollo sostenible nos referimos a poder basar la gestión en satisfacer las necesidades actuales, respetando el medioambiente y promoviendo el progreso económico y social, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Pero ¿Cómo unimos este concepto al deporte? ¿Cómo aporta el deporte al desarrollo sostenible?
Nuestros amigos de ARU Sports están convencidos de que el deporte puede transformar el mundo.
Para entender la relación, se habla primeramente de un concepto, el de comunidades sostenibles. Las ciudades dotadas de espacios asequibles y accesibles pueden promover una mayor igualdad de oportunidades y una mejor cohesión social, y es ahí donde el deporte, como herramienta para el desarrollo sostenible, cobra una relevancia enorme, ya que se puede utilizar la actividad física como un vehículo para su diseño, construcción y desarrollo. Se entiende entonces que, de la mano del deporte, la calidad de vida de esas comunidades puede mejorar sustancialmente y de manera más equitativa, transformándose en comunidades sostenibles.
Así, podemos considerar el deporte como herramienta para el desarrollo sostenible al dejar de verlo como tradicionalmente lo vemos: como competencia y mirarlo desde lo social, formativo y de entretención. Para practicar deporte o hacer actividad física se puede comenzar por actividades simples como salir a caminar, subir escaleras, hacer una pausa laboral o una subida al cerro. Si es que además lo hacemos acompañados, con familiares, seres queridos o amistades nos sentiremos mejor.
Pensando desde el mundo del trabajo, ¿Cómo puede colaborar a mejorar la calidad de vida de las personas? Por ejemplo, en tiempos de teletrabajo la actividad física puede ser precisamente esa colaboración que marque la diferencia. Una pausa activa, una rutina de ejercicios guiada que rompa el esquema, una sesión de midnfulness o una sesión de baile nos acerca a un escenario diferente en los equipos… puede ser la cuota de deporte o colaboración, que las organizaciones necesitan para ser mejores.
Además, el deporte puede ser inclusivo, ya que apoya muchas veces en la rehabilitación de personas con problemas de salud y fomenta la igualdad entre las personas; todos somos iguales al practicar un deporte. También puede fomentar los valores corporativos y reforzar las relaciones humanas.
Por otra parte, el cambio climático y sus diversas manifestaciones ponen en riesgo hábitats y ecosistemas en los que se practican deporte, pero éste a su vez se presta para ser una efectiva herramienta de instrucción, conciencia e incluso empoderamiento con relación a la necesidad de cuidar el planeta. La realización de eventos deportivos o el llevar una organización deportiva puede ser con triple impacto, colaborando a ser una herramienta para el desarrollo sostenible. Para eso se debe incorporar dentro de la gestión la planificación estratégica, crear estructuras administrativas para apoyar “lo que ocurre en la cancha” e incorporar a la comunidad y cuidar el medioambiente que los rodea.
El deporte y la actividad física pueden acercar a las personas y sus cuerpos a su máximo potencial, ayudándolos en su desarrollo personal y mejorando su bienestar. Además, pueden ser un camino y herramienta fundamental para el desarrollo organizacional y, por lo tanto, de la sociedad en su conjunto.
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